Hace una semana dejé mi auto para unas reparaciones de pintura y suspensión en el taller Su Auto en Quito, hubo que esperar un día más porque se retrasaron unas piezas del sistema de amortiguación, el servicio final recibido estuvo bien, pero la actitud de los asesores es de lo peor, cuando uno entra a la oficina y saluda a duras penas regresan a ver, me quedo esperando que alguien diga Buenos días o en un momento le atendemos y lo único que hacen es verte de reojo como diciendo ¿y este? son incapaces de levantarse de su cómodo asiento para prestarte atención, entiendo que en el trabajo se genera estrés y que no soy el único que está esperando algo; mas, soy uno de los que completan el sueldo que reciben a final de mes y merecemos respeto y consideración. Repito: el trabajo que hacen es bueno pero la atención es pésima y eso pesa mucho más que el buen trabajo realizado por sus mecánicos. Las empresas lamentablemente creen que tienen el poder sobre los clientes pero lo que no se dan cuenta es que los clientes ganamos siempre, si no nos gusta algo lo contamos a nuestros conocidos y ellos hacen lo mismo con sus familiares y amigos, y si nos gusta algo el proceso se repite. No nos gusta ser un número de orden de trabajo, mucho menos ser un número de tarjeta de crédito.
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