El aceite que usas en el motor de tu auto cumple un rol fundamental, por lo que no debe pasarse por alto. En primer lugar, está su capacidad de limpiar y contener la suciedad, aspecto clave para el buen funcionamiento del corazón de tu vehículo, y en segundo lugar, opera como una capa protectora que se adhiere a todas las partes del motor evitando que se produzcan roces.
Cuando adquieres un auto nuevo, el motor viene premunido de aceite sintético debido, principalmente, a su mayor eficiencia. Y es que aunque tanto los aceites sintéticos como los minerales son derivados del petróleo, los procesos de refinación del aceite sintético son más avanzados, lo que le otorga una mayor pureza y calidad. El proceso no sólo elimina más impurezas del petróleo crudo, sino que también permite que se modifiquen las moléculas individuales en el aceite para ajustarse a las demandas de los motores modernos.
Este aceite es más costoso que el mineral, sin embargo, se trata de una mejor inversión ya que puede durar funcionando adecuadamente hasta los 10 mil kilómetros, es decir, lograr un 50% más de rendimiento.
Por otra parte, el aceite sintético tiene otra propiedad que lo hace superior: puede operar sin problemas en temperaturas extremas, pues tiene la cualidad de ser multigrado. Esto significa que no es necesario usar aditivos extra, por ejemplo, cuando hace demasiado frío, ya que por su composición el aceite mantendrá intacta su característica de fluidez. Por otra parte, son más resistentes al calor y menos volátiles que los aceites minerales.
Los aceites sintéticos también pueden aumentar significativamente el ahorro de combustible. Durante el periodo de calentamiento los aceites minerales son más espesos y se mueven más lentamente, haciendo que el motor necesite más combustible y sea menos eficiente. Sin embargo, los sintéticos empiezan a trabajar más rápidamente y el motor alcanza su eficiencia operativa máxima en menor tiempo.
Otro aspecto relevante es que los aceites sintéticos son más limpios y amigables con el medio ambiente, lo que ayuda a reducir las emisiones de los motores en comparación con los aceites minerales convencionales. Estos últimos contienen mayores cantidades de impurezas, tales como sulfuro, hidrocarburos y otros contaminantes indeseables que no se pueden eliminar en su totalidad.
Finalmente, el momento de cambiar el aceite tiene que ver únicamente con el kilometraje. Los especialistas señalan que el color que tenga el aceite no indica necesariamente que deba ser reemplazado. Más bien, el consejo es estar atento al kilometraje, es decir, hacerlo cada 10 mil kilómetros si es aceite sintético, o cada 5 mil kilómetros si es mineral.
Fuente:
http://goo.gl/YBfvk
http://goo.gl/DVJka
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